Escribe: Reynaldo Robles Aroste
La tradición cultural manifiesta la sabiduría popular, las creaciones culturales que sobrepasan largos periodos de la historia porque forman la mentalidad de las colectividades humanas, prácticas consuetudinarias de los pueblos autóctonos. La tradición cultural es el alma de un pueblo, satisface sus necesidades vitales, básicamente como alimentarse, vestirse, gozar, relajarse, en última instancia de vivir plenamente, como tal es inherente a la vida colectiva con raíces profundas en el pasado, con expresiones masivas en el presente y la recreación permanente con perspectiva a sobrevivir y aun fortalecerse en el futuro, en el marco de un nuevo sistema político. La tradición cultural en el Perú se caracteriza por su inmensa diversidad, siendo esta sabiduría de los pueblos uno de los ejes para construir la independencia nacional, el proyecto nacional, la nueva sociedad, precisamente para que tenga plena vigencia los valores histórico culturales creadas por los pueblos y en beneficio propio. Si es así no se opone a lo nuevo, por el contrario, fundamenta el cambio social y la nueva cultura. El proceso de cambio social va en contra del sistema injusto del capitalismo salvaje, su modelo neoliberal sustentada por la oligarquía que impide el desarrollo soberano del arte popular y la convivencia intercultural armónica.
Los grandes problemas nacionales como la dependencia, el subdesarrollo, la pobreza, la fragmentación social, la carencia de un proyecto nacional y la ausencia de una clase dirigente, factores que no permitieron el desarrollo de la república, la democracia y la ciudadanía. En estas condiciones la sabiduría popular no tuvo espacios de desarrollo en las instituciones administradas desde el poder central, porque la tradición cultural de los pueblos es incompatible con la cultura de las clases dominantes. Una de las instituciones donde se discriminó la sabiduría popular fue la escuela, aun sigue siendo práctica en gran parte del país, espacio “cultural” donde fue vetado, burlado o menospreciado la lengua nativa, la dieta alimentaria, la vestimenta, el canto, la música y las creencias nativas. La república criolla en lugar de reivindicarla la sabiduría popular del Perú profundo, la marginó, ridiculizó y trató de desaparecerlas, borrarlas de la memoria popular.
Las clases dominantes que ejercen el poder bajo la tutela de una potencia extranjera no tiene ninguna voluntad política de desarrollar la independencia y la soberanía nacional, porque no tienen la capacidad para hacerlo, no tiene ideas, carece de proyecto nacional, aquí está la razón el por qué somos un país primario exportador y tenemos una educación que corresponde al carácter de esta economía. La oligarquía se convierte en puente, en intermediario para el saqueo de nuestros recursos naturales, recibiendo jugosas sumas de dinero y muchos otros privilegios para seguir haciendo el papel de enemigo y traidor a los intereses nacionales. Esto es lo que ha ocurrido durante la república de 189 años, así se explica tantas masacres, tantos baños de sangre, etnocidios contra los pueblos milenarios, depositarios de sabiduría acumulada, tradiciones culturales creadas y recreadas a través de largos periodos de la historia autónoma.
Si hoy se impone la tradición cultural andino amazónica es porque los pueblos del Perú profundo han retomado Lima, centro del poder de la república criolla, desde donde se maquinó todas políticas en contra de las mayorías nacionales, desde donde se reprimió las culturas populares, contra los herederos del hombre andino, por reclamar su derecho a ser, a hacer y a pensar. Y la política salvaje continúa hasta hoy. Los que fueron desplazados, casi desaparecidos, vuelven como un aluvión incontenible, para hacer prevalecer sus tradiciones culturales andino amazónicas, para obligar la democratización del sistema político, arrancar el derecho de ciudadanía para todos los peruanos, para todas las peruanas, arrancar los derechos a la educación, a la salud, al empleo con dignidad. Su derecho a cultivar su arte en todas sus manifestaciones.
Está históricamente demostrado que ningún derecho fue reconocido por la voluntad de las clases dominantes apátridas, representados por sus gobiernos de turno. Hoy más que nunca se entiende la necesidad histórica del Nuevo Curso en la historia nacional, construir las condiciones culturales y políticas para resolver los grandes problemas nacionales, aquí la enorme importancia de la tradición cultural como contenido de la identidad nacional que es la diversidad cultural, entonces requerimos de profundas reformas pero con un norte definido hacia donde debemos caminar todos los pueblos decididos por construir la Nueva República y las tareas están al frente, todas se complementan como espacios de lucha ideológica y política, la campaña de Fragma con Manuel Rodríguez, la campaña municipal con Susana Villarán y hacia 2011 todas las fuerzas antineoliberales con un solo candidato, entonces el triunfo estará garantizado, por ende, un gobierno democrático, popular y descentralista.
Por el propio impulso la sabiduría popular ha creado su espacio para de desarrollo, a través de sus propias instituciones, su fortalecimiento y su expansión depende de las condiciones favorables creadas desde el poder político central, desplazando tanta chatarra que circula por los medios como la televisión. Las técnicas, las estrategias, las claves para resolver los problemas sociales concretos de hoy, se puede encontrar en la sabiduría popular del hombre andino, las raíces profundas, el tronco principal y continuidad histórica esencial de la nueva sociedad. Son los científicos sociales quienes hacen aportes en este campo de gran importancia. La galería de hombres geniales como Guamán Poma de Ayala, José Carlos Mariátegui, César Vallejo, José Antonio Encinas, Emilio Romero, Jorge Basadre, Julio C. Tello, José María Arguedas, María Rostwrowski, José Matos Mar, Juan José Vega, Ruth Shady y muchos otros.
En el canto y la música son modelos de profundo arraigo, Daniel Alomía Robles, Picaflor de los Andes, Jilguero de Huascarán, Pastorita Huaracina, Flor Pucarina, Raúl García Zárate, Luis Abanto Morales, entre muchos otros de profundo contenido educativo orientada a consolidar la identidad cultural nacional que es la diversidad cultural, por la integración de todos los pueblos, de todas las culturas, en la expresión de José María Arguedas, de todas las sangres. Hay mucha más expresiones culturales anónimas, las fiestas del sincretismo religioso, las comparsas de carnavales, las danzas, la inmensa variedad de la dieta alimentaria, la diversas artesanías, etc. El conocimiento y reconocimiento de las culturas populares elevan el espíritu patriótico, aumentan la autoestima de las colectividades, motivan la creatividad en la niñez y en la juventud, para seguir construyendo una nueva sociedad para todos los peruanos y para todas las peruanas.
La Nueva República será el sistema político, económico y cultural expresión de la voluntad de los pueblos, expresión de la cultura de los pueblos, expresión de los sueños y deseos de los pueblos, impulsada y desarrollada por los propios pueblos, un país que queremos sólo puede ser construido por nosotros mismos, a partir de lo que somos, de lo que sentimos y de lo que pensamos. Hay que darle alma, espíritu, contenido al proyecto nacional con las posibilidades que tenemos, con las tradiciones culturales legado milenario del hombre andino. El marco jurídico general que debe contemplar lo que somos y lo que queremos ser. Hasta aquí lo que está predominando en todo el sistema político es lo que son y lo que quieren seguir siendo y lo que quieren hacer de nosotros los oligarcas y sus lacayos cómplices mercenarios que saquearon al país por 189 años de falsa república. La gran variedad de la tradición cultural andino amazónica tiene enormes potencialidades geográficas, históricas, políticas, económicas, culturales para el Perú que queremos. Basta de ser espectadores del drama que padece nuestro país, seamos protagonistas desde el lugar del estudio, trabajo, multipliquemos esfuerzos, el horizonte se abre favorable como nunca, para la victoria popular.
Lima, otoño, 2010.
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