Por Reynaldo Robles Aroste
Si la política “es la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad”. Y el fujimorismo no coincide con esta definición, mucho menos con los conceptos ejes de una convivencia y desarrollo armónico nacional: ciudadanía, desarrollo humano y gobierno democrático.
Si gobernar significa, según el Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe, es “guiar y dirigir”, y democracia significa según la misma fuente, “Doctrina política en favor del sistema de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes”; mientras el fujimorismo es la expresión propia de la república criolla de 190 años que sigue siendo la característica de los descendientes de la aristocracia colonialista y la oligarquía terrateniente.
Las clases dominantes más recalcitrantes o sea la ultraderecha, enemiga del desarrollo armónico nacional, grupo social más egoísta y grosera, una clase racista y estúpida, sin personalidad y con fobia a la cultura popular y progreso, incapaz de moverse con autonomía, por eso su dependencia total de las metrópolis imperialistas. La ultraderecha peruana de PPK, PPC, Kastañeda, Opus Dei de Cipriani-Rey Rey y un sector del APRA, por eso todos respaldan a la hija del delincuente Fujimori con todo el poder de sus medios: una televisión que desinforma y envenena, una prensa escrita como el grupo El Komercio que sólo sirve para defender privilegios, encubrir a los delincuentes y difamar a las alternativas democráticas que aspiran a ser gobierno.
Esta derecha cavernaria es el “partido político” en el sentido de la definición, una aplanadora que determina quién debe ser el jefe de Estado criollo para mantener el sistema capitalista neoliberal, esta es la posición que desde hace cinco años viene promoviendo el inquilino del palacio, García, en consonancia con los intereses más grandes pero ajenos al país, quien “puede evitar que sea presidente quien él no quiere”.
En el Perú se convierte como algo normal ser cleptómano, mitómano, criminal, actos de lesa humanidad; promotor de desinformación, imposición, ignorancia, incultura, barbarie, asistencialismo, violaciones de derechos humanos, extorsiones, chantajes, persecuciones, torturas, improvisaciones, fraude, transfuguismo, mercantilización de la cultura, cinismo, racismo, demagogia, pragmatismo vulgar, exclusión social, vicios que se han intensificado con el fujimorismo en los últimos 20 años, siendo el corolario de la república criolla.
Esta realidad inhumana, salvaje y primitiva es lo que tenemos que cambiar. No podemos seguir permitiendo que los que jodieron al Perú una y otra vez sigan haciendo lo que les da la gana con esta Patria donde nacieron, pensaron y obraron por un mundo nuevo y una Patria para todos, inminencias como Pachacútec, Felipe Guamán, Micaela Bastidas, Túpac Amaru, José Carlos Mariátegui, César Vallejo entre otros. Es absurdo renunciar la lucha por un Perú para todos, luchar por la Nueva República y el Socialismo.
Al extremo esta ultraderecha obtusa cree que el Perú es su propiedad privada y sus habitantes son sus siervos esclavos que puedan disponer como en la colonia para lo que quieran, como si se tratara de objetos o simples instrumentos de hacer riqueza y fortuna, o simplemente el desprecio de la vida de los millones de peruanas y peruanos quechuas, aimaras, amazónicos, quienes son víctimas y excluidos hasta hoy por el Perú oficial.
No es posible que en pleno siglo XXI siga habiendo la profunda desigualdad social. 86% de la población peruana en pobreza y extrema pobreza con ingresos promedio del sueldo mínimo vital, de vital no tiene nada, la mitad del costo de la canasta familiar. La propaganda de la mafia que funge de gobierno es el maquillaje del despilfarro, faenones tras faenones, enriquecimiento legalizado en medio de la impunidad encubierta por los medios de la desinformación y los miedos que siembran para acallar a la gente pensante.
La candidata de la mafia, Keiko, ha demostrado su esencia continuista en el debate presidencial de la segunda vuelta. Es el mismísimo A. Kenya Fujimori, su progenitor, sus gestos cachacientos, insensibles e intolerantes, su verbo macro-cínico, antidemocrático e impostor. Si ganara ella otra vez la mafia criminal, corrupta y vende-patria habrá vuelto con sed venganza. Una vez más advertimos que la primogénita del delincuente no tiene Plan de gobierno y no necesita tenerlo porque el poder económico de la oligarquía y sus medios fácticos, el gobierno neoliberal de García, el Opus Dei de Cipriani-Rey y la masa humana mercenarizada y lumpenizada sistemáticamente la respaldan con fe y convicción.
Cuando salimos a los mercados de los sectores populares haciendo campaña en esta segunda vuelta, la gran mayoría resueltamente se pronuncian contra la corrupción y los crímenes y a favor de Ollanta, contra el fujimorismo, pero un sector minoritario creíblemente la gente de la extrema pobreza defiende con pasión a Keiko, con el argumento de que “ella dará comida gratis” o se la mendicidad para mantener la eterna pobreza o forma de chantajearlos y utilizarlos para perpetuarse en el poder con total impunidad, esta es la reproducción sistemática de la pobreza en un país primario exportador, en estado de pobreza más de 80% de la población nacional.
La lucidez de la intelectualidad peruana, lo que no le gusta a la dictadura, hace fundamentación el porqué no al retorno de banda que terminó degenerando la política en el Perú. Julio Cotler: “Esta candidata trata de reivindicar el pasado, que es engaño, robo, crimen, es decir, lo peor que puede tener el Perú. Abrimos una puerta para un escenario muy oscuro en el caso que la candidatura de Keiko Fujimori lograra ganar”; Nelson Manrique: “voto de Keiko es herencia de su padre”; Alberto Adrianzen: el fujimorismo “es la consolidación de un modelo primario exportador que nos condena, como en el pasado, al subdesarrollo”; Rodrigo Montoya: “Lo que ella va a hacer es liberar a su padre y van a salir de las cárceles los ladrones y los asesinos”; Humberto Campodónico: “El esquema “social clientelista” de los 90, con el caudillo en la cima, que se complementaba con la corrupción y la violación de los derechos humanos”. César Hildebrandt: “el fujimorismo no ha cambiado ni ha aprendido”, es el mismo de los años 90”.
En conclusión, el fujimorismo es la peor expresión del hombre, es el envilecimiento de la política, es hacer de esta un instrumento para satisfacer los intereses más siniestros, intereses de las clases abyectas y propensas a la demagogia, al latrocinio, al crimen y la violación de derechos humanos. El fujimorismo es la versión del capitalismo salvaje que promueve el egoísmo, el individualismo, el conformismo, la desinformación, la cultura chatarra y el asistencialismo manipulador. Una mujer que apenas tiene la estrecha visión de la política, sin partido político, pero sí con mucha experiencia maquiavélica aprendida de su progenitor, con un equipo conformado por la misma gente que operaba con su padre y toda mafia de la que nunca se podrá liberar, si esta opción ganara el próximo 5 de junio, el Perú tiene camino para ser un país inelegible e inviable para el desarrollo, mas aun cuando el fujimorismo no da la mínima importancia a la cultura, educación, ciencia, tecnología e industria. Keiko será simplemente elemento manual de la mafia monstruosa, camino al narco estado y la consolidación como patio trasero de los imperios capitalistas.
Eliminemos la pobreza eliminando la desigualdad social, liquidando la mafia que promueve la corrupción. Sólo los ciudadanos lúcidos y organizados pueden hacerlo. (31-V-11)
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