jueves, 8 de diciembre de 2011

LA PERSPECTIVA ARGUEDIANA Y LA POLÍTICA DEL NUEVO CURSO

Por Reynaldo Robles Aroste “En la perspectiva arguediana del mundo la cultura es concebida como un “campo estratégico” en el proceso de desarrollo nacional”. Si en los 190 años de esta República que nació con el esfuerzo mancomunado de los patriotas americanos y los pueblos indígenas del Perú, ni bien se hicieron del poder los caudillos militares en componenda con los grupos de poder económico, los criollos, porque no había una clase social organizada capaz de dirigir los destinos del Perú independiente, se apropiaron de la independencia al servicio de sus intereses de clase, clase dominante pero nunca dirigente, servil a su vez para los intereses de las potencias europeas durante el siglo XIX y de EEUU todo el siglo XX hasta hoy. Los pueblos indígenas fueron marginados, sólo recordados como instrumentos de explotación, como mano de obra esclava, servidumbre en las haciendas, aun peor, continuaban siendo desplazados de sus tierras, si protestaban contra la injusticia eran sofocados y ahogados en baños de sangre. El nuevo Estado peruano, fue absorbido por la clase criolla descastada, entonces deviene en Estado criollo, una dependencia inglesa, un sistema político contra el indígena y al servicio exclusivo de la aristocracia, los terratenientes y los amos extranjeros. Los nuevos estados que habían nacido con el esfuerzo, sudor, lágrimas y vidas de tantos hombres y mujeres, de los pueblos, fueron convertidos en repúblicas bananeras por los terratenientes agachados o echados a los países imperialistas, el sistema político y sus gobernantes en títeres o súbditos de poderes extranjeros. Los terratenientes en el Perú convirtieron el sistema político en instrumento de discriminación racista, instrumento de opresión política, económica y social contra los pueblos indígenas especialmente. En estas condiciones era y ha sido imposible el desarrollo soberano y armónico del Perú hasta hoy, tuvieron proyecto político sí, pero un proyecto para vivir bajo la sombra de una potencia extranjera y no un proyecto nacional integrador, para el desarrollo independiente. Nunca un país puede alcanzar un desarrollo armónico en beneficio de toda su población sin un Proyecto Nacional Integrador, sino atiende las necesidades nacionales, cuando el sistema jurídico no toma en cuenta como ciudadanos, con igualdad de oportunidades y protagonistas de su destino, de su historia. Bajo Constitución neoliberal seguiremos siendo una república dependiente sin ciudadanos plenos. Los pueblos sin acceso a la educación, a la educación, a la cultura y al bienestar en general. Frente a la situación de ignominia, opresión y marginación, los pueblos siempre se han lanzado a las luchas pero de manera aislada y local. Pero también grandes maestros pensadores desafiaron al sistema opresor con audacia e inteligencia, coraje y convicción como una continuidad de las lecciones heredadas por Pachacútec, Guamán Poma, Túpac Amaru, Micaela Bastidas, y muchos otros. Fue González Prada en levantar la voz de protesta enérgica contra los grupos de poder, su pluma magistral desarrolló temas centrales relacionados con los grandes problemas nacionales creando conciencia histórica de cambio. Luego deviene el Amauta José Carlos Mariátegui, hatun amawta kamachikuq, maestro guía que se perenniza en el proceso de la construcción de la nueva sociedad. El Amauta como nadie desarrolló de manera integral los grandes problemas nacionales, por eso sus obras son de obligatoria lectura permanente de todo peruano y de toda peruana que anhelamos y luchamos por una Nueva República. Es ya clásico su libro 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, nos sólo para peruanos y peruanas, sino, para toda Latinoamérica. Mariátegui pudo sentar las bases de una doctrina peruana y latinoamericana como consecuencia de su erudición de la cultura universal, sólo un hombre que lee muchísimo puede poseer y producir cultura superior alternativa. Nadie como José María Arguedas pudo continuar la obra de Mariátegui, su propia confesión manifiesta en las páginas de El zorro de arriba y el zorro de abajo, “fue leyendo a Mariátegui y después a Lenin que encontré un orden permanente en las cosas; la teoría socialista no sólo dio un cauce a todo el porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó aun más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo”. Si conocemos el pensamiento del Amauta sabemos nuestro norte y somos capaces de construir la fuerza para alcanzar. A los cien años de su nacimiento, Arguedas es considerado como una figura histórica que aporta muchísimo para la construcción de la Nueva República, cumplió con holgura la misión encomendada por el mismo Amauta. Gonzalo Portocarrero al respecto dice: “La relación con Mariátegui impregnó de un carácter heroico el proyecto de escritor de Arguedas, pues su lectura lo invitaba a asumir su vida como una misión. Según Mariátegui, en el Perú hacía falta un narrador –aún inexistente pero esperado ansiosamente- que debía desempeñar en ese campo una labor similar a la desempeñada por César Vallejo en la poesía peruana, es decir develar la entraña de la cosmovisión andina. Esta misión exigía autenticidad y para lograrla el narrador debía poseer profundo conocimiento de la realidad social indígena. Arguedas estaba convencido de poseer esas condiciones y otras más, sobre la base de ellas termina de modelar los objetivos fundamentales de su proyecto de escritor”. Lo mejor del aporte de José María en la valoración de la cosmovisión andina. «No hay una contradicción entre una concepción mágica y una concepción racionalista; sino que cada personaje ve el mundo de acuerdo con su formación humana”. A pesar de los siglos de opresión brutal contra los pueblos nativos “Lo indígena no ha sido apagado por el mayor intercambio con los avasalladores países muy desarrollados; por el contrario, este contacto ha fortalecido lo que hay de invasallable en el Perú y se está difundiendo como un acerado material galvanizador de la nación que se integra y se yergue”. Otra característica de José María es no ser seguidor de esquema o dogmas establecidos, lo que “le permitió no encerrarse en los rígidos esquemas del funcionalismo norteamericano, en la década del cincuenta, ni limitarse a reemplazarlos por los del marxismo imitativo servil, en los hechos similarmente colonial, de la década siguiente”. Arguedas postula al nuevo Perú sobre la base de la sabiduría, el arte y la sabiduría de un pueblo, al que se consideraba “degenerado” e “impenetrable”, no era tal, sino lo que llega a ser un gran pueblo por el desprecio social, la dominación política y la explotación económica en el propio suelo donde realizó grandes hazañas por las que la historia lo considera como una gran cultura. El ideal en la lógica arguediana es, como “el denominador común es el anhelo de recoger lo mejor de la tradición y de la modernidad para que el país no pierda sus raíces indígenas y se convierta sólo en un remedo de Europa o de Estados Unidos”. Ciertamente es el sistema dominante que ha frustrado el desarrollo nacional. César Germaná recuerda, Arguedas “considera que el capitalismo ha corrompido los valores humanos fundamentales en todos los órdenes de la vida social. La búsqueda del lucro se ha convertido en el motor fundamental de la actividad humana y ha envilecido a los seres humanos y a sus obras”. El mejor aprendizaje de Arguedas, su convicción es una formación entre fuegos de los cuales el mismo fue víctima, Rodrigo Montoya manifiesta que “el profundo conflicto entre occidente y los pueblos indígenas fue vivido por él profundamente y cuando trató de pensar el problema se sirvió de la metáfora de los zorros”. La perspectiva arguediana no es petrificarse aislados del desarrollo de la cultura universal, por el contrario, es la construcción de la nueva sociedad peruana, la nueva república. “Arguedas apostó por una reivindicación de lo andino donde la tradición debía fundirse con la modernidad”. “Sólo desde los pobres se puede reconstruir el Perú”, dice Arguedas. El Perú como una Patria para todos, sobre la base de la igualdad social, la justa distribución de la riqueza en un sistema con igualdad de oportunidades para todos y todas. “Los grandes problemas del país acumulados durante la república y agravados en las últimas décadas por la implementación del modelo neoliberal, sólo puede resolverse con medidas drásticas que impliquen un nivel de ruptura histórica, vale decir con el establecimiento de una nueva República, una nueva Constitución, un Proyecto Nacional que supere el esquema primario exportador y coloque al país de cara a los retos del presente siglo, y un gobierno patriótico, democrático, descentralista” y de regeneración moral En esto por lo visto estamos llegando a entendernos. Lo que hace falta es asumir las tareas centrales de construir y/o fortalecer las organizaciones políticas y la ciudadanía dispuesta a luchar por estas grandes causas históricas, impostergables. Sí, el mejor homenaje al I Centenario del nacimiento de José María Arguedas, es leyendo sus obras y continuando la lucha social, política e ideológica por la liberación nacional, la democracia popular y el socialismo. ¡VIVA EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS! San Juan Lurigancho, setiembre de 2011.